Llegando a Colón

Era ya el tercer día, y Flor nos volvió a despertar a gritos, pero esta vez, con golpes en la puerta. Nos despertaron y fuimos a desayunar.
Emprendimos nuestro viaje hacia Colón, antes de la llegada al predio hicimos una parada en el Palacio San José. Un guia nos hizo un recorrido por todo el palacio, acompañado de una explicación y la historia tan asombrosa de Urquiza.
Luego de nuestro recorrido, retomamos el viaje. Al rededor de las 3:30 de la tarde, llegamos al destino, almorzamos, nos acomodamos en nuestras respectivas habitaciones, y comenzamos, a hacer un circuito de supervivencia, que en realidad eran tres juegos muy raros. el ultimo juego fue el mas divertido de todos... Nos lanzábamos de una tirolesa y del otro lado nos esperaban nuestros compañeros con barro en las manos y algunos con bidones llenos de agua mezclada con barro podrido. La experiencia fue algo renovadora por dar un nombre a la sensación del barro en todo el cuerpo. El encargado del lugar, Fredi, nos decía que ni locos íbamos a ir llenos de barro a las piezas y nos mando al río a darnos un pequeño chapuzón antes de ir a bañarnos para sacarnos un poco de barro. Por supuesto, era de imaginarse, mas de uno terminó con hipotermia pero ninguno murió congelado en el río.
Luego de nuestra experiencia inolvidable nos fuimos a bañar. Como todos juntos nos estábamos bañando al mismo tiempo, era evidente la falta de agua.
Fuimos a cenar y algunos nos quedamos jugando uno que otro partidos de pool con los coordinadores, que nunca les pudimos ganar, que frustación.